TURKMEKISTÁN

La ‘Puerta del Infierno’, generada por un error humano, arde a más de 400 grados y no saben cómo cerrarla

El cráter de Darvaza, ubicado en Turkmenistán, lleva ardiendo más de 50 años.

Mundo 30/04/2024 Hora: 19:14
La ‘Puerta del Infierno’, generada por un error humano, arde a más de 400 grados y no saben cómo cerrarla
La ‘Puerta del Infierno’, generada por un error humano, arde a más de 400 grados y no saben cómo cerrarla

La influencia humana en la naturaleza ha creado maravillas y catástrofes a lo largo de la historia. En ciertos casos, estas intervenciones han llevado a consecuencias irreversibles, transformando bellos paisajes en escenarios apocalípticos. 

Uno de los ejemplos más notorios es el de la Puerta del Infierno en Turkmenistán, un cráter que ha estado ardiendo continuamente por más de cincuenta años debido a un error humano.


Una historia de fuego

La historia del cráter de Darvaza comenzó en la década de 1970 cuando un equipo de geólogos soviéticos perforaba el suelo de la provincia de Dsoguz en busca de gas natural. Durante una de las perforaciones, el suelo bajo el equipo de perforación colapsó, dejando un agujero gigantesco que reveló una caverna natural llena de gas metano. 

En un intento de evitar un desastre ambiental mayor, decidieron quemar el gas, esperando que se extinguiera en unas semanas. Sin embargo, el fuego no solo no se apagó, sino que continuó ardiendo, creando una imagen espectacular pero aterradora que se asemeja a la entrada del infierno descrito en los textos bíblicos.

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Este inesperado fenómeno no tardó en atraer la atención mundial, y con el paso del tiempo, la Puerta del Infierno se convirtió en una peculiar atracción turística. A lo largo de los años, miles de personas han visitado el cráter, atraídas por la surrealista visión de las llamas eternas y el calor abrasador que emana de la profundidad de la tierra.



La continua quema de gas no solo ha sido un espectáculo visual para los turistas, sino que también ha planteado serias preocupaciones ambientales y económicas. 

El presidente Berdymukhamedov, consciente de los peligros y la pérdida de recursos valiosos, decidió en 2022 restringir el acceso al sitio y buscar maneras de extinguir el fuego, que ha estado consumiendo un recurso natural precioso ininterrumpidamente.

El metano, un potente gas de efecto invernadero, ha estado escapando a la atmósfera, exacerbando el problema del cambio climático y representando una amenaza inminente para la salud pública y la seguridad de las comunidades locales. Además, Turkmenistán, como país que depende significativamente de sus recursos naturales, ve en el escape continuo de gas una pérdida económica sustancial.

 

Sin soluciones a la vista

Las propuestas para extinguir el fuego del cráter han sido diversas y, en ocasiones, extremas. Se ha pensado en todo, desde sofocar el fuego con arena hasta el uso de explosivos para colapsar el cráter, aunque esta última idea fue rápidamente descartada por el riesgo de agravar el problema.

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El desafío principal radica en la falta de comprensión sobre la extensión y el mapeo de los conductos subterráneos de gas que alimentan el fuego. Este desconocimiento técnico complica enormemente cualquier intento de solución permanente.

 

Investigación científica en condiciones extremas

Mientras los políticos y ambientalistas debaten las mejores estrategias, los científicos han aprovechado esta anomalía para realizar investigaciones únicas. En 2023, una expedición liderada por el explorador canadiense Kourounis y acompañada por científicos de National Geographic, descendió al cráter. 

Su misión era recolectar muestras de suelo y realizar pruebas para descubrir si existen microorganismos capaces de sobrevivir en condiciones extremas de calor y toxicidad, lo que podría tener implicaciones significativas para la biología y la astrobiología.

Hasta la fecha, la Puerta del Infierno sigue siendo un problema sin solución. Aunque se han realizado esfuerzos internacionales para abordar este fenómeno, el cráter sigue ardiendo, sirviendo como un recordatorio constante de las consecuencias imprevistas de las acciones humanas. 

La historia de Darvaza no solo resalta los riesgos de la explotación irresponsable de los recursos naturales, sino también la necesidad imperiosa de desarrollar tecnologías y estrategias que mitiguen el impacto humano en el medio ambiente.

 

(El Tiempo)

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